UNA HABITACIÓN DE HOTEL (fragmentos) |
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© Antonio de la Fuente Arjona
-Ya
estoy aquí.
Julio
no necesita decir nada más, cuelga el teléfono de la recepción y
camina hacia el ascensor. Hoy
es en la planta sexta. Habitación 608. Camina tranquilo por el
pasillo alfombrado de rojo. No hay prisa. Incluso se entretiene
masticando a conciencia un chicle de fresa. Llenando su boca del
sabor dulce.
-¡Coño
el móvil!
Saca
su móvil de última generación y tras comprobar la hora lo
desconecta. Lo esconde en la chaqueta junto con la corbata. Se
desabrocha el cuello de la camisa. Tres botones. Así abre un
paréntesis. Una o dos veces al mes. Una tregua elástica y de fresa.
-Habitación
608.
Una
música suave, romanticona, se escapa por la puerta entreabierta.
Ahora sí se acelera su corazón. Siempre ha sido así, desde el
primer día. ¡Le gusta! El ataque al corazón antes de decidirse a
entrar en esa habitación de hotel. Respira hondo. Sonríe. No puede
evitarlo. La sonrisa le come la cara y un agradable escalofrío
taladra su espinazo, cabriolea en su cerebro, en su sexo que bosteza,
en la yema de sus dedos cuando toca el dorado pomo de la puerta. Y
entra. Julio entra y cierra la puerta tras de sí (...)
UNA HABITACIÓN DE HOTEL , 2020
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