(Estamos
en plena clase de matemáticas. Los alumnos en sus pupitres y el profesor junto
a la pizarra intentando explicar su lección.
Hoy toca
Polígonos, pero parece que el tema no suscita mucho interés entre los alumnos:
unos bostezan descaradamente, otros cuchichean a escondidas, otros juegan con
el móvil...)
PROFE DE MATES: (Trajeado y con grandes gafas, un poco chapado a la antigua.) …Un
polígono es la porción del plano limitada por líneas rectas. Los elementos de
un polígono son: los lados, los vértices y los ángulos. Los polígonos pueden
clasificarse según su número de lados y según la medida de sus lados y sus
ángulos…
(De pronto
un avioncito de papel vuela por la clase, risa general.)
PROFE DE MATES: ¿Pero esto qué es? ¿Quién ha
sido?
(Silencio. MARCOS, lentamente y un poco
avergonzado, levanta la mano.)
MARCOS: He sido yo.
PROFE DE MATES: Marcos, me lo imaginaba…
MARCOS: Sólo quería demostrar que los polígonos
también vuelan.
(Más risas.)
PROFE DE MATES: Qué gracioso… (Recoge el avión del suelo y lo mira: es
casi un triángulo perfecto.) Pero por una vez no estás equivocado, ¿qué
figura tenemos aquí? (Busca a quién
preguntar.) A ver, a ver… esto… Silvia…
(Todos
miran a SILVIA que está acodada sobre su mesa, parece profundamente dormida.)
PROFE DE MATES: ¿Silvia?... ¿No me has oído o es
que no sabes la respuesta? (Se acerca más
a ella.) ¿Silvia?...
(De pronto
SILVIA suelta un ronquido espectacular y el PROFE DE MATES da un salto hacia
atrás del susto. Todos se ríen a carcajadas y SILVIA despierta.)
SILVIA: ¿Qué, qué pasa?
PROFE DE MATES: ¡Pero bueno! (Ante el revuelo general intenta imponerse
sin éxito.) ¡Señores, un poco de orden por favor! No sé qué os sucede hoy
pero estáis insoportables y como sigáis así yo me marcho.
SILVIA: (Realmente
arrepentida.) Perdóneme, Profe, pero es que en cuanto empieza la clase de
matemáticas me da un sueño… (Y bosteza.)
¡Uy!, perdón.
OMAR: Es que las mates son un poco rollo.
SARA: Yo no puedo con ellas.
MARCOS: ¡Pues anda que yo!
PROFE DE MATES: ¿Pero no os dais cuenta que las
matemáticas forman parte de nuestra existencia?
CHEMA: ¿De verdad?
PROFE DE MATES: Pues claro. Piénsalo bien, te
despierta la alarma de un reloj y gracias al reloj sabes en qué hora vives y
alrededor del reloj sueles organizar tu jornada, coges un autobús para venir a
la escuela y gracias a que tiene un número en el morro sabes qué autobús es el
tuyo y a dónde te lleva. Y esto por poner solo un ejemplo. Los números y las
matemáticas están en tu vida diaria desde que te levantas hasta que te
acuestas…
CHEMA: ¡Buf!, qué agobio, ¿no?
PROFE DE MATES: Nuestro mundo sería un caos
absoluto sin los números, si no fuera por las matemáticas no sé qué sería de
nosotros…
MARCOS: Pues por mí como si desaparecen todas,
mejor, para lo que las quiero… Las matemáticas sólo sirven para complicarnos la
vida, ¿a que sí?
CHEMA: Estoy totalmente de acuerdo.
SARA: ¡Y yo!
RÓBER: La verdad es que a veces son un poco
difíciles…
OMAR: ¿Sólo a veces?
MARCOS: ¡Fuera las matemáticas! ¡Fuera las
matemáticas!...
(Los demás
se unen también a los gritos de MARCOS, algunos incluso siguen el ritmo
golpeando en la mesa. Únicamente RÓBER se mantiene al margen un poco asustado.
El PROFE DE MATES pone cara de no saber qué hacer.)
TODOS: ¡Fuera las matemáticas! ¡Fuera las
matemáticas!...
(Sobre todo ese griterío suena de pronto un
trueno que retumba violento por toda la sala, las luces parpadean dos o tres
veces antes de producirse un apagón.)
CHEMA: ¿Qué ha pasado?
SARA: ¿Qué ha sido eso?
MARCOS: ¿Pero quién ha apagado la luz?
RÓBER: Oh oh, esto no me huele nada bien…
(La luz
vuelve poco a poco, con pequeños parpadeos, como si le costase regresar con
toda su fuerza.)
OMAR: (Aplaudiendo.)
¡Por fin!
SILVIA: ¿Y el Profe?
CHEMA: Es cierto, el profesor no está…
SARA: Habrá ido a mirar qué ha pasado con la
luz.
MARCOS: O ha cumplido su amenaza y se ha ido de
clase…
RÓBER: (Está
como hipnotizado mirando la pizarra.) Yo creo que no se ha ido, o por lo
menos, no voluntariamente…
SILVIA: ¿Por qué dices eso Róber?
RÓBER: Mirad lo que hay escrito en la pizarra.
(Los demás
se acercan a mirar.)
SARA: Eso no estaba antes del apagón.
RÓBER: Esto es muy raro…
SILVIA: Parece un mensaje, ¿no?
CHEMA: (Leyendo.)SEIS
LADOS IGUALES
FORMAN UNA PUERTA EXTRAÑA
PERO PUERTA AL FIN Y AL CABO.
SI LOGRAS DIBUJARLA SE ABRIRÁ PARA TI.
OMAR: Muy bonito, ¿y eso qué quiere decir?
RÓBER: Es una especie de enigma geométrico.
MARCOS: (Con
cara de no entender nada.) ¿¿Enigma qué??
RÓBER: Geométrico.
MARCOS: (Resoplando.)
¡Bueno!, ya estamos de nuevo con las matemáticas.
SARA: (Releyendo
lo escrito en la pizarra, intentando entenderlo.) “SI LOGRAS DIBUJARLA SE ABRIRÁ PARA TI”… Hay que dibujar una especie
de puerta en la pizarra y entonces se abrirá o algo así, ¿no Róber?
OMAR: ¿Pero cómo va a haber una puerta en la
pizarra si detrás de la pizarra hay una pared y detrás de esa pared solamente
está la clase de 3º B?
SARA: Habrá que comprobarlo, ¿no te parece?
MARCOS: ¿No será todo esto una broma o que el
Profe quiere tomarnos el pelo?
SILVIA: Yo estoy con Sara y Róber. El profesor
de matemáticas ha desaparecido y alguien ha dejado este misterioso mensaje para
nosotros.
CHEMA: ¿Y entonces qué hacemos? ¿Contratamos a
un detective?
SARA: ¿Un detective?... No es necesario, para
eso estamos nosotros.
RÓBER: ¿Cómo nosotros?
SARA: (Ilusionada.)
Pero amigos, ¿no os dais cuenta?, está claro que éste es un nuevo caso para
nosotros, para “¡Los Últimos…
(Todos se
miran extrañados, pero rápido comprenden y juntos acaban la frase.)
TODOS: …de la Clase!” (Se reúnen en un corro, juntan sus manos y lanzan su grito de guerra.)
¡Los Últimos de la Clase!...¡¡Los últimos serán los primeros!!
CHEMA: Muy bien, pues manos a la obra.
(CHEMA se
acerca a la pizarra, coge una tiza y empieza a dibujar un gran rectángulo.)
SARA: ¿Pero qué haces, Chema?
CHEMA: Pues dibujar una puerta como dice el
enigma geométrico ése.
RÓBER: Sí, pero no da igual la puerta que se
dibuje.
CHEMA: Mira Róber, una puerta es una puerta la
mires por donde la mires y todas son rectangulares.
RÓBER: Ésta no.
CHEMA: Ahora lo veremos. Hasta le voy a poner el
pomo a la puerta para que te quedes contento. ¡Ya está! ¿Ves qué bonita ha
quedado?... ¡Vamos, seguidme todos!…
(Nadie se
mueve, dudan del resultado. Pero CHEMA sigue adelante y queriendo atravesarla
choca con la pizarra: ¡¡PLOM!! Del tremendo golpe, CHEMA rebota y cae al suelo.
Todos se ríen menos SARA que corre a ayudarle.)
SARA: ¡Vaya golpe! ¿Estás bien, Chema?
CHEMA: (Todavía
un poco atontado por el porrazo.) ¿No se ha abierto?
SARA: ¿El qué? ¿Tú cabeza?
CHEMA: No, la puerta.
SARA: Pues no, no se ha abierto.
CHEMA: Me parece que la respuesta no era la
correcta, ¿verdad?
RÓBER: Es que ahí lo pone bien claro: “SEIS LADOS IGUALES FORMAN UNA PUERTA
EXTRAÑA”, seis lados, Chema y no cuatro que son los que tú has pintado para
hacer tu rectángulo o cuadrilátero, es decir, de cuatro lados. (RÓBER según habla se va poniendo un poco en
plan profesor.) ¿Y cuál es el polígono que tiene seis lados?
SILVIA: El hexágono, ¿no es así?
RÓBER: ¡Exactamente!
OMAR: Que además de seis lados tiene también
seis ángulos, ¿no?
RÓBER: Así es. ¿Y qué hexágono está formado por
seis lados (y silabea remarcando bien la
palabra:) i-gua-les?
SILVIA: Eso es más difícil.
RÓBER: (Acercándose
a la pizarra, cogiendo una tiza.) Pues no es otro que un hexágono
equilátero. Alcánzame la regla del profesor, Sara...
(Y SARA se
acerca a la mesa del PROFE DE MATES, coge una regla bastante larga que hay
sobre ella y después se la pasa a RÓBER.)
SARA: ¿Y para qué la necesitas, Róber?
RÓBER: Pues para que todos los lados salgan más
o menos iguales y rectos. (Y ayudándose
de la regla empieza a dibujar rayas hasta completar el hexágono, uno bien
grande. A lo mejor hasta necesite subirse a una silla para hacer este gran
polígono. Después señalando cada lado.) Uno, dos, tres, cuatro, cinco y
seis lados, y todos iguales.
MARCOS: Jo, qué tío más listo.
SARA: Si atendieras en clase en vez de hacer
avioncitos…
(De pronto
algo ocurre en la pizarra. Suena un crujido chirriante, como de puerta muy
oxidada abriéndose, y la figura dibujada por RÓBER se abre lentamente hacia
dentro…)
RÓBER: (Alejándose
de la pizarra, impresionado y algo incrédulo de lo que está viendo.) Se
está abriendo, se está abriendo…