EL INTERIOR DE UN SUEÑO (fragmentos) |
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© Antonio de la Fuente Arjona
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Cristino: Una vez que hayamos logrado entrar en el mundo de los sueños este hado será el guía de nuestra imaginación. (Ha sido él, Cristino, quien ha permitido al artista de esta exposición ver su mundo y copiarlo para que vosotros despiertos, podáis verlo.)
Berta: Hembra de la misma especie que Cristino. Cuando cría pierde las alas y no podrá despegarse del nido hasta que sus crías sean adultas. Berta cuelga sus huevos bajo el nido desde donde, una vez abiertos, las crías deberán escalar hasta llegar al nido. No todas las crías lo logran.(…)
Vómer (también llamado “aspirador de bigote pardo”): Se trata de un rino-saurio limpiabarros, procede de la misma familia que el Lagarto Carroñero, es inofensivo para el ser humano y desempeña con gusto la tarea más ingrata: mantener limpio de basura el mundo de la fantasía. Eso sí, su aspecto mugroso y su molesta afición por las ventosidades malolientes (a veces una buena táctica defensiva) le mantiene alejado de todo posible contacto con cualquier otro ser de este mundo.
Grufii: Recién nacidos de la semilla caída escalan los árboles para anidar sobre la cabeza de los adultos que cuelgan de algunas ramas. Su infancia es un alboroto de juegos y travesuras, pero cuando crecen buscan una rama apartada de donde colgar tranquilos y dedican su vida a meditar. Ya maduros de pensar caen del árbol como cualquier otro fruto. Dicen que quien come del Grufti gana sabiduría.
Quefueso Rojo: De extraordinaria velocidad, cuando caza se mantiene quieto y erguido, con la cola enredada en las patas y sus falsas alas abiertas imitando los pétalos de una flor para atraer a los Brez Libadores que, al intentar alimentarse, quedarán atrapados en la pegajosa y mortal lengua del Quefueso Rojo.
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EL INTERIOR DE UN SUEÑO , 1994
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